Este sitio te permitirá acceder a los artículos de Rigo Vargas publicados en el periódico "El Sol de León", en la columna del mismo título

domingo, 30 de diciembre de 2012

"Los propósitos de año nuevo" , publicado el 30 de diciembre de 2012

Los propósitos de año nuevo

Una vez más, hemos llegado al punto en que el calendario marca la terminación de un año y la llegada de otro, al que llamamos “año nuevo”. Al margen del calor de hogar de las fiestas decembrinas, este es un buen momento para reflexionar qué nos propusimos lograr al comenzar este año, y que fue lo que en realidad obtuvimos.
Observar el año en retrospectiva, nos da una idea muy precisa de lo cerca o lejos que hemos estado de realizar nuestros sueños y más aún, de si efectivamente los tenemos o sólo estamos viviendo en “piloto automático” sin ver hacia donde nos dirigimos.

Muchas veces he escuchado la frase “Con ir pasándola, me conformo”, y lo que realmente se infiere de eso, es que se “con-forman”, o se “forman-con” el hecho de “ir pasando la vida”. La vida se les pasa y ellos se duermen en los laureles del conformismo. Contrario a lo que se cree, lo opuesto del éxito no es el fracaso, sino la mediocridad.
Debido a que el inicio de año se celebra con bombo y platillo, es cuando recordamos que hay cosas que queremos lograr, no así cuando comienza un nuevo mes, una nueva semana o un nuevo día. Los objetivos se van logrando a pequeños pasos, que se van dando diariamente. Aquí es donde tenemos que aprender a distinguir la diferencia entre meta y objetivo.

Esto se puede ilustrar fácilmente con un partido de futbol. El objetivo es ganarle al equipo contrario. La meta es “meter” goles en la portería del otro equipo. Por eso a los porteros se les llama también “guarda-metas”. Esto quiere decir, que el objetivo es a dónde me dirijo y la meta es entonces, lo que tengo que hacer para lograr manifestar mi objetivo.
Como decía Julio César: “Divide y vencerás”, si un gran objetivo lo divides en pequeñas metas que sean fáciles de conseguir día a día, podrás lograr hasta las cosas que parecen más inalcanzables. La idea es que primero lo definas para saber hacia donde orientar tus pasos. Realizar una acción diaria que ayude a manifestarlo, es a lo que se le llama “mantenerse en la mínima diferencia positiva”.

Todos los días al levantarte, pregúntate “¿Qué puedo hacer el día de hoy que me acerque a mi sueño?” Y de la misma manera, al acostarte, repasa mentalmente tu día y analiza que fue lo que efectivamente hiciste hoy, por pequeño que sea, que te acercó más a tu objetivo. Si realmente es algo que deseas lograr desde el fondo de tu corazón, hacer esto no se convertirá en un “quehacer” sino que será un placer.
Tu lema, en este sentido tendrá que ser, tal como el filósofo romano Epicteto señalaba, “Sin prisa pero sin pausa”. La pequeña gota que cae todos los días en el mismo lugar, eventualmente es capaz de horadar la roca más sólida. He ahí el valor de la constancia.

Poder saborear el avance hacia tus objetivos, o bien su realización, al celebrar la venida del año nuevo, te dará un sentimiento de satisfacción que nada más te puede otorgar. Y si al llegar a su fin este año, te das cuenta que no lograste realizar nada de lo que querías, que esa conciencia no sea un motivo de decepción, sino que te sirva para comprometerte contigo mismo para esta vez dirigirte implacablemente hacia los resultados que deseas.
Deseo que este año que empieza, sea el punto de partida hacia aquello que quieres lograr en tu vida, y que no sólo al finalizar éste, sino que todas y cada una de tus noches, cuando te dispongas a dormir, te entregues a los brazos de Morfeo, satisfecho, sabiendo que estás haciendo todo lo que te corresponde para lograr manifestar tus sueños.

¡Que tengas el más feliz de los años nuevos!

domingo, 23 de diciembre de 2012

"Una carta para mi ego", publicada el 23 de diciembre de 2012



Una carta para mi ego 

Cuando mi única intención es estar en paz, tu voz se hace presente en mi cabeza y no deja de molestarme con toda clase de culpas, preocupaciones y críticas que no tienen nada que ver con lo que estoy haciendo ahora mismo. Parece que fueras un perverso bibliotecario de mi archivo mental, que se la pasa hurgando en mis recuerdos para traerlos a mi atención y empezar a recitármelos una y otra vez. Eres un juez que no sólo condena, sino que nunca perdona. 

No puedo negar que a veces me eres útil, como cuando necesito recordar un dato específico, aprendo una disciplina nueva, o entiendo alguna cosa que antes no descifraba, pero tu utilidad se ha extralimitado hasta quererme controlar inmisericordemente. Ya he notado que tu poder se basa en los conceptos abstractos, que es ahí de donde te gusta valerte. Me dices que debo hacer, qué no debo hacer, qué es bueno, qué es malo, qué es bello, que es feo, etc. 

Cuando era pequeño y comencé a conocer el mundo, me enseñaban como se llamaban las cosas que me rodeaban. Después me informaron quién era yo, cómo debía ser, cómo no debía ser y que se esperaba de mí. Y todo lo acepté sin más. Fue entonces cuándo apareciste y tu voz comenzó a sonar en mi mente, como si fuera una extensión de todos aquellos que me amaestraron, recordándome constantemente mis límites y las fronteras que no debía cruzar y siempre te hacía caso, te creía hasta lo más absurdo sin cuestionar absolutamente nada.

He llegado a comprender que tu máximo disfrute consiste en estar recordándome una y otra vez qué hice mal en el pasado y porqué debo sentirme culpable. Pero tu maldad no termina ahí, también disfrutas enormemente hablándome del futuro incierto, de que mi obligación es preocuparme porque no sé cómo voy a resolver mis carencias. Te encanta mantenerme en el pasado o en el futuro para no dejarme vivir el presente.

Pero ¿sabes algo? Mis carencias lo son porque te he escuchado y te he creído. La verdad es que estoy vivo y consciente y eso es todo lo que necesito. Las cosas que no “tengo” no son más que cosas y nada más. Todo lo que siempre me estás repitiendo que me falta, no me hace ni mejor ser humano ni determina mi valor como persona, cómo tú te empeñas en hacerme creer. No necesito tener para ser. Ya soy un ser completo y pleno en mí mismo. Mi conciencia me define.

No deja de asombrarme la forma astuta y sutil en que me aconsejas ante cualquier situación, tratando de hacerme sentir que esos pensamientos son míos cuando en realidad provienen de ti. Tú los has sembrado y cultivado como si fueran una hortaliza cuya cosecha eres el único que conoce y disfruta. Me dices que no soy digno de lo que quiero, que no merezco mis sueños, que aún no estoy preparado, y no sé cuantas estupideces más que te fascina recitarme.

Mucho tiempo viví engañado creyendo que yo era mis pensamientos, pero entonces me di cuenta de algo gigante: Si yo soy mis pensamientos, entonces ¿quién es el que piensa mis pensamientos? Yo soy la conciencia detrás de ellos, el ser que aún sin pensar, sigue siendo. Después de todo, los pensamientos no son más que una herramienta de la mente para entender el mundo que la rodea. A las herramientas hay que usarlas, no hay que dejarse usar por ellas.

Tu otra estrategia favorita es, ante cualquier vivencia que implique a terceros, hacerme sentir verdugo, víctima o salvador, según el caso. Mi tendencia es a siempre actuar uno de los tres papeles que tú diligentemente escoges para mí. Pues te tengo que informar que en lo sucesivo, voy a escoger el papel que me convenga según la situación, NO el que tú siempre me tratas de imponer.

Ahora mismo, me quieres convencer que este escrito no debe ser publicado, que es demasiado personal, que mis lectores no lo van a entender, etc. Pues déjame informarte que con mayor razón lo haré. El sólo hecho de que me ofrezcas tanta resistencia, es un indicio de que es justamente lo que debo concretar.

Puedes hablarme todo lo que quieras, escucharte no es algo opcional, es inevitable puesto que vives dentro de mí, pero de ahora en adelante ya no creeré más todo lo que me digas. Y siempre que trates de convencerme con los argumentos más “sólidos”, lo único que tengo que recordar para vencerte es “tómalo de quien viene”, no necesito más. Agradezco tu apoyo, cuando requiero recordar un dato o llevar a cabo alguna operación matemática, pero esa utilidad no será suficiente de ahora en adelante, para tomar las riendas de mi destino. 

¡Me declaro libre de ti y de todas tus mentiras y manipulaciones! De ahora en adelante yo soy el único que dirige mi destino.

domingo, 16 de diciembre de 2012

"En los albores de la nueva era", publicado el 16 de diciembre de 2012


En los albores de la nueva era

Cuando se habla de nueva era, se tiende a confundir con la corriente ideológica de la “new age”, que traducida literalmente significa tal cual “nueva era”, aunque ésta última se refiere más a una moda, que a lo que realmente es la verdadera nueva era, un fresco amanecer que trae consigo una nueva oportunidad para la raza humana de superarse a sí misma.

Este cambio de era, que está determinado por alineaciones astronómicas, próximas a ocurrir dentro de pocos días, concretamente el 22 de diciembre a las 11:11 a.m. de cada país, fue señalada por varias culturas antiguas, que aunque se encuentran separadas por mucho tiempo y espacio, convergen todas ellas en esta misma fecha, que es donde nuestro sol se alineará con el sol central de la galaxia, llamado Alcione.

Generalmente, se piensa que los mayas fueron los únicos en profetizar esto, pero hay muchas otras culturas que hicieron lo propio. Algunos de ellos fueron los Incas en Perú, Los indios Hopi en Norteamérica, los egipcios en el zodiaco de Dendera, etc. Lo cierto es que esta curiosa alineación galáctica se produce cada 25,620 años y después de que ha ocurrido en el pasado, grandes culturas han logrado esplendores impensables para el hombre moderno, que tiende a confundir civilización con avance tecnológico. Nada más errado.

A diferencia de lo que ha ocurrido en el pasado,  estas antiguas profecías advierten que el cambio se va a presentar no de forma colectiva, sino individual. La responsabilidad de aprovecharlo o no, reside en cada habitante del planeta. Ahora se logrará de lo particular a lo general, que es lo contrario de lo que antes sucedió.

Al saber que semejante peso recae sobre nuestros hombros, lo siguiente es preguntarnos cuál es la forma en que, desde mi perspectiva personal, puedo contribuir a que la humanidad sea mejor que antes y que, haciendo honor a este evento astronómico, la realidad se convierta en algo que yo genero y no en algo que “me sucede”. 

La física cuántica ahora respalda el hecho de que la realidad no es independiente del observador, sino que los prejuicios del mismo tienen efecto sobre lo observado. Esto quiere decir, que aunque no lo sepamos, la realidad, de alguna manera, siempre ha sido manifestada por nosotros pero de forma inconsciente. Ha llegado el momento de usar ese conocimiento a nuestro favor y no en contra, como ocurre a menudo.

La postura más cómoda siempre ha sido sentirnos víctima de las circunstancias y creer que somos controlados por el destino como si fuéramos marionetas que no tienen más remedio que dejarse manejar y aprender a tolerar todo aquello que no nos gusta o resignarnos a padecer carencias de todo tipo. Es muy fácil olvidar que las situaciones que catalogamos como “problemas”, están ahí para mostrarnos que hay algo que aún no logramos aprender y tenemos que resolver para lograr asimilarlo como elemento de crecimiento personal. Por norma divina, jamás tendremos un problema que no seamos capaces de resolver. 

Realizar lo que siempre hemos soñado, tanto lo que nos falta, como lo que no queremos que continúe en nuestra vida, constituye ahora, más que nunca, nuestra aportación personal a este acontecimiento astronómico único, que por razones de mala interpretación, se tiende a confundir con el “fin del mundo”.  Sin ir más lejos, tu fin del mundo será cuando mueras, sin importar si te ocurre sólo a ti, o a varias personas al mismo tiempo. 

Sabiendo que en el pasado, un cambio como éste hizo florecer civilizaciones enteras, es motivo de alegría que nos haya tocado vivir en este tiempo, para ser testigos presenciales de lo que cada uno de nosotros, como parte de la humanidad, somos capaces de lograr para nosotros mismos, y por ende, para toda la raza humana.

¡Feliz fin de era y feliz nueva era!

domingo, 9 de diciembre de 2012

"El punto de no-retorno" publicado el 09 de diciembre de 2012


El punto de no-retorno

En cualquier escenario que implique interacción con otras personas, se puede alcanzar una frontera, que al traspasarla, ni es posible dar marcha atrás, ni las cosas pueden ser igual que antes a partir de allí, constituyéndose ese evento en un parte-aguas que viene a modificar la relación o situación donde se presenta, cambiando por completo el estado original de la misma. A eso se le llama “punto de no-retorno”.

Traspasar esta línea, puede ofrecer resultados benéficos para los implicados, o todo lo contrario. Su polaridad dependerá de desde dónde se originó. Si es provocado voluntariamente, con el fin de modificar algo que es necesario cambiar, es altamente probable que el resultado sea positivo, aunque no hay seguridad de ello. No obstante, cuando las circunstancias son las que orillan a traspasarlo, los resultados pueden ser ambiguos, siempre tendiendo al lado negativo.

Llegar a ese punto implica llevar a cabo actos extremos, que transforman tanto la situación original, que si se quisiera volver atrás, se tendría que usar otro acto mucho más drástico que aquel que lo originó, pero dejando secuelas imposibles de ignorar en los involucrados. La percepción de la situación, cambia radicalmente a partir de allí.

Un claro ejemplo de traspasar el punto de no-retorno con resultados negativos, es el caso de una pareja que siempre discute, y de pronto un día, sin previo aviso, el esposo le voltea una cachetada a la mujer. Por mucho que después hablen para tratar de arreglar las cosas, ya es demasiado tarde, porque ya no se pueden percibir de la misma manera. 

También en el lado negativo, encontramos el mundo de los bebedores sociales, que pasando ese punto, se convierten en alcohólicos. O aquellos que se sirven de las drogas como diversión, y se transforman en adictos crónicos. O los que les gustan los juegos de azar y terminan con una adicción tan incontrolable, que llegan a perder todo su patrimonio en una mala tarde.

Otro ejemplo de esto mismo, es una muchedumbre de gente alterada, si pasan el punto de no-retorno, llega un momento que se vuelve incontrolable y puede caer en actos vandálicos propiciados por el calor del momento, con consecuencias desastrosas para quien tenga el infortunio de estar en su radio de acción.

En el lado de lo positivo, encontramos las actividades que requieren de un gran esfuerzo al principio, pero que una vez pasado ese punto, ya todo sucede de forma automática. El mejor ejemplo de esto, es cuando aprendiste a andar en bicicleta: al principio era imposible guardar el equilibrio y seguramente te caíste más de una vez,  pero un buen día, tu tenacidad hizo que traspasaras el punto de no-retorno y de pronto te subiste y andabas en ella como si toda la vida lo hubieras hecho, tu equilibrio de pronto fue perfecto. Lo mismo ocurre cuando aprendes a nadar o a conducir un automóvil.

También está el caso en el que requieres un aumento de sueldo y decides presentarte ante tu jefe con una renuncia en la mano y le dices que si no te lo da, en ese instante dejas el puesto. Pasando ese punto de no-retorno, el resultado puede ser que te quedes sin trabajo, o bien que salgas con un dinero extra en la quincena. 

Lo más importante es que cuando voluntariamente, cruzas esa frontera en pos de lo que quieres y el resultado es adverso, nunca te arrepientas de haberlo intentado, porque al final de tus días, no te lamentarás tanto de lo que has hecho, sino de lo que dejaste de hacer, pudiéndolo haber realizado. Y en el peor de los casos cabe recordar que la experiencia es aquello que obtienes cuando no consigues lo que quieres.

De alguna forma, la vida es un estado perpetuo de no-retorno, porque cada día que pasa, ya no puede regresar y cualquier decisión que tomes, tiene efectos en todo aquello que más tarde te ocurre. No importa que sea algo sin importancia aparente, las repercusiones en lo sucesivo son como las ondas del agua en un estanque después de tirar en él una piedra.

De ahora en adelante, si quieres alcanzar algo que implica traspasar un punto de no-retorno, encáralo gozoso, recordando que de alguna forma, estar consciente aquí y ahora, es la constancia de una infinidad de esas pequeñas fronteras que ya has traspasado por el mero hecho de estar vivo. Que nada te detenga.

¡Que tu fin de semana sea extraordinario!

sábado, 1 de diciembre de 2012

"La voluntad y la imaginación" publicado el 2 de diciembre de 2012


La voluntad y la imaginación

“Cada quien vive en el universo que es capaz de imaginar”
                                                           Enrique Barrios

Aparentemente, no existe una relación entre la voluntad y la imaginación. No obstante la primera no puede prosperar si no existe la segunda como ahora veremos. Cuando te propones realizar algo, no importa cuanta voluntad tengas de hacerlo, si no lo imaginas primero, lo más probable es que no lo consigas. Es un prerrequisito esencial en el camino a la realización de tus sueños.
Esto se puede explicar muy fácilmente cuando pensamos en cualquier persona que se dedique al diseño. Si tienen la voluntad de plasmar su creación en papel, primero lo tienen que imaginar para poder trazarlo y manifestar el resultado de su trabajo terminado. Por mucho que quisieran hacerlo, sin imaginarlo no sería posible. No obstante, no toda la gente cultiva su imaginación y no sabe como puede desarrollarla.

El primer punto es aprender a imaginar lo que queremos. Esto que pudiera parecer una tontería sin importancia, dista mucho de serlo. Si te digo ahora mismo que cierres tus ojos e imagines una rosa con todas las sensaciones completas, esto es, viéndola, tocándola, y oliéndola, ¿qué tan capaz serías de hacerlo, sin que inmediatamente se sobreponga otra imagen mental de algo más “importante”? La imaginación es como un músculo, si queremos que nos funcione adecuadamente debemos aprender a ejercitarla.
Una de las formas más sencillas y divertidas de hacerlo es tener el bendito hábito de la lectura. Leer obliga a la mente a imaginar a tal grado, que si has tenido la experiencia de leer un libro y después ver la película del mismo, siempre tendrás la sensación de que ésta última se quedó muy corta. No hay director de cine sobre la faz de la tierra que pueda rivalizar al alcance de tu imaginación.

Es muy común escuchar que la gente se queja de las circunstancias que la rodean, de sus ingresos, de su salud, de sus relaciones, etc. Y se la pasan hablando de todo aquello que hace su vida cada día más miserable. Esto es una evidencia de que lo que siempre imaginan es justamente lo que les molesta y raramente dedican la fuerza de sus pensamientos para visualizar aquello que desean se manifieste en su entorno.
Aquí nos encontramos con un caso muy frecuente, aunque parezca ilógico, mucha gente no sabe qué es lo que quiere realmente lograr en la vida. No obstante, todas esas circunstancias que no te gustan, son justamente los indicadores para saber hacia dónde dirigirte. Basta con ubicar lo que no quieres, para encontrar lo que sí quieres. Esa es la forma más fácil de orientar tus esfuerzos.

Una vez que has pasado por ese proceso, y ya ubicaste que es lo que SI quieres en la vida, ahora es el momento de unir voluntad con imaginación para conseguirlo. En cada oportunidad que tengas, dedícate a “soñar despierto” en aquello que ya encontraste que deseas. Tantas veces como puedas, recrea en tu mente eso que quieres, con todos los elementos sensoriales presentes. Cómo se ve, cómo se escucha, cómo se siente, y lo más importante de todo, cómo te sientes tú conviviendo con tu resultado.
“Soñar despierto” es algo que haces constantemente en el día, pero de forma involuntaria, y tu mente traicionera siempre reproduce las imágenes de lo que no te gusta o no quieres. Si ahora cambias el contenido voluntariamente y usas ese gran poder a tu favor, encontrarás que de pronto hablas más de lo que quieres y menos de lo que no, y por consecuencia, tus actos comienzan a ser congruentes con aquello.

A partir de aquí, la voluntad juega un papel muy importante, porque ahora hay que aplicarla a los actos, que fueron precedidos por la imaginación.  Se convierte en el motor de empuje que te mantiene en el sendero hacia la  realización de tus sueños. La voluntad te otorga perseverancia, y bien sabemos que “El que persevera alcanza”.
Lo más importante es que nunca dejes de dirigirte hacia lo que quieres y hagas todo lo que está de tu parte para alejarte de lo que no quieres. Si orientas tu vida de esta forma, estarás más cerca de sentirte realizado, pleno, satisfecho y en armonía perfecta con tu destino.

¡Que tengas un extraordinario fin de semana!