Este sitio te permitirá acceder a los artículos de Rigo Vargas publicados en el periódico "El Sol de León", en la columna del mismo título

domingo, 13 de octubre de 2013

"La Sombra de un Hombre Solitario" - Artículo Inédito



La Sombra de un Hombre Solitario

“La soledad es muy hermosa…cuando se tiene junto a alguien a quién decírselo”
Gustavo Adolfo Bécquer

Los momentos más importantes de nuestra vida los experimentamos, querámoslo o no, solos. Me refiero a nacer y morir. Y no es que al salir al mundo, o del mundo, no haya quien nos reciba, siempre habrá quien lo haga para bien o para mal, pero el punto es que la transición siempre es en solitario. Un acto tan común como es ir a dormir, es un recuerdo cotidiano de aquel estado que atravesaremos tarde o temprano.

El ser humano es social por naturaleza y busca la compañía de sus semejantes a lo largo del trayecto de su vida, por ello la soledad es algo que prefiere evitar en la medida de lo posible.

Existe una creencia generalizada en concebir a la soledad como una condición, cuando es en realidad una actitud. Esto se hace evidente al viajar en un autobús urbano: aunque todos viajan juntos nadie habla con nadie y los que no van ensimismados en su diálogo interno, optan por fugarse de la opresiva soledad comunitaria escuchando música con audífonos o revisando sus mensajes en el celular, y lo único que les preocupa del entorno, es estar atentos a la parada donde tienen que bajarse.

No obstante, al estar en compañía de una sola persona con la que nos sentimos a gusto, no importan las condiciones en las que nos encontremos, nos daremos cuenta que nada nos falta y la soledad no podrá hacerse presente.

Eso nos lleva a conceptuar a la soledad, no por lo que es, sino por lo que no es: “Soledad no es añorar compañía, es añorar semejanza”. Esa es la razón por la que a veces, aún acompañados, nos sentimos solos. No basta con una presencia física.

Hay veces que intentamos mentirnos a nosotros mismos, diciéndonos que en soledad somos más libres y que podemos hacer lo que queramos sin rendir cuentas a nadie. Y aunque eso es cierto, en el fondo sabemos que, como aquel proverbio chino  apunta sabiamente: “Si caminas solo, llegarás más rápido; Si caminas acompañado, llegarás más lejos”.

No es por casualidad que la tasa de suicidios aumenta en las navidades y días festivos, porque es en esos días cuando la soledad se ensaña en manifestarse y sirviéndose de la voz del ego, nos recuerda su presencia, y más aún, nos cuenta lo bien acompañados que están todos los demás y lo mucho que nos estamos perdiendo por estar solos.

Un triste ejemplo de soledad impuesta, son los ancianos que son refundidos en los asilos, como si de estorbos se tratara. El contenido de sus pláticas es siempre nostálgico y deprimente. En la mayoría de los casos, los arrumban como si fueran muebles viejos, que ya no saben dónde guardar, y creen que con ir a visitarlos una vez al año, es más que suficiente, para luego estar esperando sólo el día de su muerte. 

En última instancia, es decisión mía como me quiero sentir, porque aunque esté en una isla desierta, siempre estaré acompañado de mis pensamientos, y si entiendo que yo no soy mis pensamientos, sino el que los piensa, comprendo entonces que mientras viva, nunca me dejarán solo.

Existe una canción de Alan Parsons Project que se llama, “The Shadow of a Lonely Man” (La Sombra de un Hombre Solitario). Interpretada por John Miles en los vocales y Alan Parsons en la música, que logra un sentimiento de añoranza y nostalgia, perfectamente transmitido en una magistral interpretación.

Para ilustrar aquello de lo que venimos hablando, y a manera de tributo, he aquí una traducción libre de la letra de esa canción, verdadera oda a la soledad, que estoy seguro logrará resonar en más de alguno. Al pie del artículo está una liga para escucharla:

“Mírame ahora, soy la sombra del hombre que solía ser, 

Mira a través de mis ojos y verás a través de años de soledad”

“Hubo momentos en mi vida, en los que no podía soportar perder un simple juego.

Y lo de menos para mí era la fama y la fortuna,

Pero ese sueño parecía terminar, tan pronto como comenzaba, ¿Cómo iba a saberlo?

Y la última cosa que había en mi mente, era que el show al final se acaba

La sombra de un hombre solitario que no siente a nadie más

En la sombra de un hombre solitario, 

Me puedo ver a mí mismo.

Los sonidos de las multitudes, cuando me vienen a ver, ya no son los mismos

Y lo curioso, es que ni siquiera puedo recordar mi nombre

Pero me voy a aferrar a una esperanza, hasta que no pueda aguantar más

Y aún con todos los elogios, me doy cuenta que estoy solo

Y lo que veo cuando miro a través de la puerta

Es la sombra de un hombre solitario y no hay nadie más,

En la sombra de un hombre muy solitario,

Me puedo ver a mí mismo.

Mírame ahora, soy la sombra del hombre que solía ser.