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domingo, 28 de junio de 2015

¿Tienes Aspiraciones Espirituales? - Artículo Inédito




La inmensa mayoría de la gente, cree que tener aspiraciones se limita al reino de lo físico, del dinero y las posesiones materiales. Tan es así, que he escuchado a alguien quejarse de las personas que no tienen aspiraciones porque “cómo es posible que no quieran tener más cosas”. Confunden el “ser” con el “tener”. El “ser” propicia el “tener” como efecto, pero el “tener” jamás generará al “ser”. O dicho de otro modo: “El hábito no hace al monje”.

Dependiendo de tu nivel de consciencia, es la estatura que tendrán tus aspiraciones, deseos y anhelos. Mientras más elevado sea ese nivel, más extraños le parecerán a la gente que te rodea, tus metas. Recuerdo una frase de Nietzsche que decía: “Mientras más alto volamos, más pequeños parecemos a los que aún no pueden hacerlo”.

Desear tener cosas materiales no es malo, lo malo es que se ubique ese deseo como lo más elevado a lo que puede ascender un ser. Si consideras que todas las posesiones que van llegando a tu vida son las que te definen, entonces tu valor depende de un montón de objetos acumulados.

Tal como lo ubica genialmente Paulo Coelho: “No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mídela por aquellas cosas que no cambiarías por dinero”. Comprender esto, es comprender que lo más importante que tienes en la vida, no tiene precio, ni se cotiza en la bolsa de valores. 

Cuando has subido algunos peldaños en la escalera infinita de la consciencia, las cosas se empiezan a ver de manera muy diferente. Desafortunadamente, el despertar a ese estado no es sencillo y requiere de algún esfuerzo. A veces, un evento trágico que te ocurre en la vida, de esos que han llamado “noche oscura del alma”, te hace despertar violentamente de tu zona de confort y de súbito te cambia la percepción. Sin embargo, después de una caída, la forma en que la tomes, determinará la forma en que te levantes de la misma, si es que quieres levantarte.

También tendrás que entender que siempre has estado dominado por el ego y si no aprendes a ponerlo a trabajar a tu favor, él siempre trabajará diligentemente en tu contra y todo lo que vives y aprendes que te sirve para crecer, él lo usará para todo lo contrario, sobre todo cuando se trata del crecimiento personal, que tanto lo asusta.

Así mismo, es menester establecer una diferencia importante en cuanto al concepto de “espiritualidad”. Se tiende a confundir con el concepto “religión”, aunque no es lo mismo. La religión se encarga de la relación con Dios, y la espiritualidad se encarga de la relación con tu propio espíritu. Se trata de hacer un viaje al interior de ti y comprender la verdadera esencia de tu ser, independientemente de la religión que profeses.  En ese sentido, la religión establece que acercarte a Dios salvará tu alma, pero cultivar la espiritualidad se encargará de que esa alma tenga calidad.

Para ilustrar un poco más todo este asunto, te propongo algunos ejemplos de aspiraciones materiales  y luego, haciendo contraste,  otras espirituales, para facilitar el entendimiento por diferencia.

Ejemplos de Aspiraciones Materiales:
Terminar mi carrera
Comprar un auto o una casa
Poner un negocio
Conseguir un trabajo

Ejemplos de Aspiraciones Espirituales:
Elevar mi nivel de consciencia
Generar mi propia realidad
Convertir al ego en mi aliado
Descubrir mi misión personal en esta existencia
Aprender a liberarme de apegos

Como ves, la diferencia entre ambas es abismal. Las materiales son siempre tangibles y del reino de lo denso, a diferencia de las espirituales que son mucho más sutiles, pero, a mi parecer, mucho más importantes porque determinan el rumbo de tu existencia.

No existe un catálogo de algún tipo de aspiraciones, ni hay unas mejor que otras. En ambos casos tendrán que estar sujetas a tu propio deseo y a tu voluntad y persistencia.

 La buena noticia es que si procuras tus propias aspiraciones espirituales, las materiales llegarán por añadidura. La ley de correspondencia establece que: “Como es arriba, es abajo. Como es adentro, es afuera”. Si cambias tu percepción de las cosas, entonces las cosas cambian. Al trabajar con lo que tienes en tu interior, el exterior, por reflejo cambiará. 

Pero, como siempre, tú tienes la última palabra, sin dejar de considerar que esa palabra depende directamente de tu nivel de consciencia y de la influencia del ego, porque tal como Buda decía: “¿Quién mueve tu lengua cuando hablas?”