El Amor más Grande de Todos
La realidad
es que el proceso es exactamente al revés: si no aprendo a amarme a mí mismo ANTES
que a nadie, es imposible que yo pueda amar a alguien más, porque sabemos de
sobra que no podemos dar lo que no tenemos. Y más aún, si no podemos darlo,
TAMPOCO podemos recibirlo, por lo que quedamos atrapados en un círculo vicioso
que sólo puede romperse con conocimiento y entendimiento.
Se nos ha
programado erróneamente que el acto de amar, es una respuesta sentimental a un
estímulo externo, siempre condicionando lo que sentimos, a lo que nos “sucede”
en el entorno. También se nos ha inculcado que nunca hay que hablar bien de
nosotros mismos frente a los demás, por considerarse una manifestación de
altanería y falsa superioridad, que debemos reprimir a toda costa, manifestando
“humildad”, y siempre, anteponiendo al prójimo.
Si en las mañanas te paras frente al espejo y
no te gusta lo que ves, estás ante uno de los síntomas más acusados de desamor.
Lo primero que tienes que comprender es
que ése que ves en el espejo, no eres tú realmente, es sólo el reflejo de tu
templo temporal al que llamas “cuerpo”. Tú eres el observador que está detrás
de tus ojos y de tus pensamientos. Esto no quiere decir que si algo de tu
templo no te gusta no lo puedas cambiar, sólo que lo harás por amor y no como
requisito para poder amarlo.
¿Qué tienes
que hacer para amarte? Es muy simple, trátate a ti mismo como si fueras tu
mejor amigo. Cuando estés frente al espejo, pregúntale a tu imagen: “¿Qué puedo
hacer hoy para hacerte feliz?” La respuesta llegará indefectiblemente, y podrás
actuar en consecuencia.
Sin embargo,
el principal obstáculo lo tenemos ante la típica costumbre de nunca desear lo
mismo que se ama, y por ende, nunca amar lo mismo que se desea. Esto que se
origina en nuestra psique, tiene como directrices, amar lo familiar y desear lo
diferente. Incluso puede llegar a ocurrir que el deseo de lo diferente sea tan
grande, que orille a destruir a lo que se ama, para que no estorbe el camino
hacia lo que se desea. Desear lo diferente, ocurre en cualquier área de la
vida, y desafortunadamente, es parte de la naturaleza humana.
Por ejemplo,
cuando vas en tu auto y ves pasar uno mejor que el tuyo, inmediatamente lo
deseas, porque es diferente, sin embargo, te sientes encariñado al tuyo
argumentándote que ya conoces “de que pata cojea” y “más vale malo por conocido
que bueno por conocer”. Lo mismo pasa con tu casa, con tu pareja, con tu cuerpo
y con todo aquello que conceptúas como “tuyo”.
En el otro
extremo de esta polaridad, ese impulso también es usado por el ego en contra de
nosotros mismos, cuando sobrepone el amor a lo familiar o conocido y evita el
deseo por lo diferente, manteniéndonos en nuestra zona de confort, sin
crecimiento y sin aspiraciones, llevándonos a vivir una vida rutinaria y
conformista, sin crecimiento personal.
Creer que el
amor es algo que “sucede” y que de pronto llegó Cupido y me flechó, es limitar
mi capacidad de elegir a quién o a qué amar, y renunciar a mi derecho divino de
amar a quien yo decida, o lo que yo decida amar. Finalmente, el amor es, en
este sentido, una decisión.
Al darte
cuenta de que el amor depende de ti y no de alguien más, entonces ¿por qué te
empeñas en amar lo que no te conviene y en despreciar lo que sí? Tal vez la
respuesta está en el condicionamiento a creer que la vida es “un valle de lágrimas”
o que hay que sufrir para merecer. Nada más errado y nocivo.
Si decides
amarte a ti mismo a partir de ahora, implica un compromiso tan serio como en
cualquier otra relación de amor. Hay que mantenerlo vivo y en crecimiento
continuo, buscando siempre lo mejor de lo mejor para ti, sin escatimar
esfuerzos. Porque finalmente, tú mereces todo lo bueno que la vida te ofrece
sin importar que los demás piensen que es sólo egoísmo lo que te mueve.
A manera de
conclusión, te comparto un fragmento de la hermosa canción de Whitney Houston,
“El amor más grande de todos” (The Greatest Love of All)
“Decidí hace mucho tiempo, nunca
caminar a la sombra de nadie,
Si fracaso, si tengo éxito,
Al menos viviré como yo creo
No importa lo que me puedan quitar
mi dignidad, nunca me la podrán
arrebatar
Porque el amor más grande de todos
Me está ocurriendo a mí
Yo he encontrado el amor más grande
de todos
Dentro de mí
El amor más grande de todos
Es fácil de alcanzar
Aprender a amarte a ti mismo
Es el amor más grande de todos”