A nadie le
gusta la idea de la soledad. El hombre es un animal social por excelencia y
siempre busca estar acompañado. Reza un refrán: “Llórate pobre pero nunca te
llores sólo”. Sentirse solo constituye el eje impulsor de uno de los tres
miedos universales: el miedo al abandono. En el artículo del mismo nombre, ya
habíamos analizado que la soledad es tanto un estado físico como mental. Me
puedo sentir solo en un estadio lleno de gente, o puedo sentirme muy bien
acompañado con una sola persona que sea especial para mí.
Sin embargo,
hay momentos en la vida donde las circunstancias nos orillan a ese temido
estado sin importar si nos gusta o no y tenemos que aprender a sacarle
provecho. En ese sentido, las águilas tienen mucho que enseñarnos.
El águila,
depende de sus garras y de su pico para alimentarse, utilizando la ventaja que
le da la perspectiva aérea para poder sorprender a sus presas, que son
generalmente animales más pequeños que ella y que pueden ser cargados por los
aires. Desafortunadamente, al llegar el águila a la mitad de su vida, algo
tremendo le ocurre: las uñas de sus garras y el pico le crecen, pero en forma
de gancho, lo que la imposibilita a seguir consiguiendo su comida de la misma
forma. Las plumas de sus alas se han engrosado y pesan, dificultando cada vez
más su vuelo.
Es entonces
cuando se tiene que apartar de su estilo de vida normal y se va a vivir a lo
alto de una montaña, donde no necesita volar, y puede alimentarse de moras y agua. Ahí comienza el exilio forzoso
del águila, y su vida se transforma dramáticamente: de ser el ave depredadora
más privilegiado de todas, ahora es vulnerable y además vegetariana. Su nueva
tarea es golpear su pico contra la pared hasta conseguir arrancárselo. Cuando
por fin lo logra, debe esperar a que le salga uno nuevo para con él, arrancarse
las uñas inservibles. Cuando las nuevas uñas salen, comienza a arrancarse las
plumas engrosadas.
Después de aproximadamente
medio año el águila remonta su vuelo nuevamente, renovada y transformada, lo
que le da una esperanza de vida de
treinta años más, pero ahora es mucho más efectiva que antes, por toda la
experiencia que ha logrado acumular y ahora con todos sus recursos rejuvenecidos.
A los seres
humanos nos ocurre a veces lo mismo, sólo que en lugar de que nos crezca el
pico, nuestra boca pierde el control y olvidamos el poder tan grande que tienen
las palabras y los decretos sobre nosotros mismos. Las garras no nos crecen
pero si la tendencia a querer poseer más, porque llegamos a confundir el “ser”
con el “tener”. Y las plumas engrosadas que impiden el vuelo del águila,
equivalen en nosotros a toda la basura mental que vamos acumulando a lo largo
de la vida. Miedos, prejuicios y toda clase de ideas limitantes, tienen que ser
arrancadas y sustituidas por otras que sean constructivas, para así poder
volver a volar libres como lo hacíamos antes.
Cuando la
vida te orilla a la soledad, sea física o mental, puedes optar por cualquiera
de dos caminos. Uno, dejarte vencer por ese estado y quedarte ahí lamentándote
de lo injusta que es la vida contigo y otro, aprovechar la oportunidad para revisar
todo aquello que llevas arrastrando en tu vida y hacer limpieza mental para lograr depurarte.
Recuerda que tu historia personal no te define, sólo te explica, porque
solamente tú decides que es lo que quieres cargar a cuestas a lo largo de tu
existencia.
Si ahora te
sientes solo, es momento de dirigir la atención hacia la persona más importante
en la historia de tu vida: tú mismo. Aprende a amarte y a respetarte, porque
paradójicamente así serás amado y respetado por los demás, y nunca estarás realmente
solo. Como el águila, tomarás esa nueva
oportunidad para salir al mundo renovado, mucho más grande que antes. La
elección depende de ti.
¡Que tengas
un maravilloso fin de semana!
Totalmente de acuerdo... a veces la vida o las decisiones que tomas en un momento de tu vida, te orillan a quedarte sin las personas que amas o crees que necesitas para vivir feliz. De ahí vienen los dos caminos, o te dejas hundir en la tristeza,o, te levantas y te enfocas en crecer tú mismo. El dirigir tu nuevo enfoque hacia tí en lugar de hacia el otro, te hace crecer, tomar las riendas de tu vida y recuperar el ser humano que realmente eres. Es emocionante ver cómo poco a poco, con paciencia, empiezas a sentirte Listo para volver a volar!!! wowww...
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