El valor de valorizar
Normalmente,
se suele medir el valor de una persona por sus logros materiales y posesiones
acumuladas. El sistema económico en el que vivimos nos ha orillado a creer que
el éxito en lo material, es la meta más deseable a la que podemos aspirar en la
vida. Esto es una manifestación externa de aquella idea que tenemos grabada con
letras de fuego en nuestra psique: “mientras más, mejor”.
Está tan
arraigada en nuestro inconsciente la asociación mercantil, valor es igual a
precio, que cuando alguien nos desdeña decimos que nos “despreció”, como si
fuéramos un producto de supermercado al que le quitaron el precio y por ende
pierde su valor. Por el contrario, cuando alguien nos quiere, decimos me
“aprecia”, o sea reconoce mi precio, por lo tanto soy valioso.
Esta
situación, nos ha llevado a confundir el valor de un objeto con el valor de una
persona lo cual queda plasmado en la conocidísima frase: “Cuánto tienes, cuánto
vales”. Esta idea se ha aceptado tanto que incluso se hacen reportajes y
artículos de los cincuenta hombres más ricos del mundo. Me gustaría ver que
alguna vez se hiciera un reportaje sobre los hombres más felices del mundo, o
los más sabios, o los más éticos. Sería interesante ver cuántos de los más
ricos podrían caber en estas otras clasificaciones.
A este tipo
de valores insustanciales, debido a que no se les puede cuantificar, se les relega,
o en el peor de los casos se les confunde, al creer que sólo el que ha logrado
una gran fortuna, es en consecuencia, feliz, sabio y ético. Basta con leer los
titulares de los periódicos y enterarnos de los escándalos en los que se ven
envueltos los ricos y los famosos, para darnos cuenta de lo contrario.
En más de
una ocasión, nos quejamos de que nuestros actos o logros no son valorizados por
nuestros seres queridos. No obstante, el valor de una persona, debe estar
determinado por y para ella misma, y nunca definido por lo que un tercero pueda
opinar.
La forma más
sencilla de aprender a valorizarnos nosotros mismos, es por reflejo. Esto es,
debes aprender a ver lo valioso en los demás, para así encontrar lo tuyo
propio. Por ejemplo, en una conversación, estás ansioso por hablar, porque te
escuchen, porque sabes que lo que quieres decirle a la otra persona es
importante e interesante. Perfecto, pero ¿Qué hay de lo que la otra persona te
quiere comunicar? ¿Te interesa? ¿Te importa? ¿O sólo finges que sí con tal de
que ya se calle para poder continuar hablando de lo tuyo? A veces ni siquiera
la escuchas por que estás pensando en lo siguiente que le vas a decir.
No se trata
sólo de aprender a escuchar, que ya es importante por sí mismo, sino de lograr
establecer una compenetración completa con tu interlocutor, donde en ese
instante, te permitas ver el mundo a través de sus ojos, y eso se logra evitando
juzgar aquello que te está externando.
También hay
que considerar los vicios de nuestro lenguaje con respecto al valor. Como
ejemplo la usadísima frase. “Me vale madre”, la cual usamos para decir que algo
o alguien no nos importa, en términos muy folklóricos. Esto presenta una
ambigüedad para el psiquismo, porque la madre juega un papel ambivalente. En
este caso es lo peor, pero al ser “mentada” es lo más puro e intocable.
Entonces, si
ubicamos que mi valor sólo debe ser determinado por mí mismo y no por factores
o personas externos, y que curiosamente, “valor” y “valiente”, tienen la misma
raíz, entonces mi verdadero valor se hace presente ante mí, cuando me atrevo a alcanzar
mis sueños. Es entonces que armarme de “valor” me auto-define como persona
“valiosa” en mí mismo, sin necesidad de evaluaciones externas, que finalmente son
sólo formas de calificar el valor de alguien, tal como la palabra lo indica.
Continuar en
el camino que te lleva hacia la realización de tus ilusiones, implica valor y
te da valor al mismo tiempo. Nunca lo abandones ni permitas que alguien te
califique en ese sentido. La valorización que te des a ti mismo, es la única
referencia que debes considerar. Después de todo tu eres el concursante y el
juez al mismo tiempo. La responsabilidad de dar un buen desempeño y los frutos
que de ello se obtengan son sólo tuyos.
¡Que tengas
un maravilloso fin de semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario