El maestro peludo
Sabemos de
sobra que el perro es el mejor amigo del hombre. Cualquiera que haya tenido
uno, lo puede atestiguar sin temor a equivocarse. Te quieren sea cual sea tu
aspecto, les da mucho gusto cuando por fin regresas a casa y te lo festejan
como si tuvieran años de no verte, aunque sólo hayas salido por un par de
horas. Te defenderán de cualquier agresión y nunca dudarían de dar su vida por
ti. Siempre estarán fascinados de tener tu compañía, en las condiciones que
sea. En última instancia, el amor de un perro hacia ti, es verdaderamente
incondicional.
Cabe
mencionar, que todos los que tenemos un perro nos consta que es un hecho que
tienen sentimientos y no hay necesidad de ser avalado por algún estudio
científico que así lo demuestre o lo desmienta. Tienen sueños, pesadillas y las
emociones asoman a su cara. Son tan inteligentes emocionalmente, que hasta nos
manipulan para que hagamos su voluntad, sin necesidad de hablar.
El secreto
del amor perruno, es una herramienta de la cual ellos carecen y tú
sobre-utilizas en la vida con todo y para todo: el juicio. A diferencia del
perro, para ti es imposible comenzar a querer a alguien, si no cumple con
varios requisitos, que van desde lo físico hasta lo intelectual, pasando por
una gama enorme de filtros. El tuyo se convierte en un “amor condicionado”.
Más allá de
sólo servirte de noble compañía, los perros cumplen con una función muy
interesante en nuestra vida: son maestros que nos enseñan como amar y aceptar
sin juzgar y basta con que apliquemos su sabiduría hacia nosotros mismos, para
que todo nuestro universo se polarice y cambie a nuestro favor. Si aprendemos a
querernos a nosotros mismos, de la forma en que los perros nos quieren,
nuestros problemas dejarían de existir porque ya no tendrían las bases para
hacerlo.
Atrás de
cualquier situación que definimos como “problema”, siempre se encuentra la
falta de amor a nosotros mismos. Si seguimos el ejemplo de los perros,
aprenderíamos a querernos incondicionalmente, por todo y sobre todo. Dejaríamos
de condicionar nuestro estado de ánimo a las cosas externas. Tal como Lou Holtz
lo señala: “La vida es 10 por ciento lo que te ocurre y 90 por ciento como
reaccionas ante eso”.
Cuando
regañas a tu perro por alguna travesura o por cualquier otro motivo, se pone
triste pero nunca te deja de querer, todo lo contrario, busca congraciarse
contigo moviéndote la cola y llorándote para que lo aceptes nuevamente, y
siempre se sale con la suya. Ahora,
analiza que pasa cuando tu te sientes mal por algo que hiciste o dejaste de
hacer: no te lo perdonas y te lo estás recordando todo el tiempo, torturándote
inmisericordemente y sin necesidad. Si te aplicas la fórmula del amor perruno,
te sentirías mal sólo un momento, pero inmediatamente después estarías buscando
la forma de hacer las paces contigo mismo, perdonándote y continuando tu vida.
Los perros
todo el tiempo están moviendo su cola, no para intentar agradarte, sino porque
verdaderamente están contentos, no tienen que fingir nada, y ni siquiera
necesitan una “razón” para hacerlo. El equivalente humano es la sonrisa, ¿has
hecho conciencia de cuánto sonríes y cuánto tiempo traes la cara larga? Basta
con que veas la expresión de todos los automovilistas para que sepas a que me
refiero.
Los perros
ladran cuando algo no les parece e inmediatamente después se ponen a jugar o se
echan plácidamente a descansar. ¿Qué haces tú después de que te enojas con
alguien? Te llevas el coraje varias horas o días más y no puedes sacártelo de
la cabeza, distrayéndote de todas tus actividades diarias.
Normalmente,
se asocia la idea de la “vida de perro”, con la idea de holgazanería e
inutilidad, sin embargo los perros sólo se dedican a gozar la vida y por eso es
tan fácil que nos las hagan gozar a quienes los cuidamos, que erróneamente somos
llamados “amos”, como si ellos fueran nuestros esclavos.
Para que tu
vida se beneficie con los secretos del amor perruno, recuerda siempre que
mientras más sonrías, menos juzgues, más aprendas a perdonarte rápidamente y te
dediques a disfrutar de la vida, estarás honrando esa maravillosa enseñanza que
está al alcance de tu mano, sólo que no te habías dado cuenta que más que tu
mejor amigo, tenías un maestro peludo en casa.
¡Que tengas
un maravilloso fin de semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario