Uno de los
valores más escasos hoy en día es la paciencia. El ritmo acelerado de la vida,
ha propiciado que queramos las cosas lo más rápido posible porque “el tiempo es
oro”, y por lo tanto no lo queremos perder. Desde cosas tan simples como la
comida “rápida”, (que a diferencia de la comida normal parece de utilería),
hasta la sobreabundancia de créditos que enarbolan el sugerente eslogan de
“Disfrute ahora y pague después”, el entorno que nos rodea, nos conduce cada
vez más a ser menos pacientes y más desesperados..
La paciencia
está tan devaluada en nuestro mundo actual, que usamos el término para
referirnos a alguien incompetente: “Hay que tenerle paciencia”, ó “Ya me colmó
la paciencia”, como si fuera un sacrificio innecesario. No obstante, las cosas
más valiosas de la vida, se pueden obtener únicamente cuando desarrollamos la
cualidad de ser pacientes.
Lo primero
que nos debe ocupar es la definición de paciencia, para efectos de entender
desde dónde la estamos abordando: La paciencia es la percepción de la distancia
temporal entre las ideas de “lo quiero” y “lo tengo”. Dicho de otro modo, es la
forma en que percibo el tiempo que transcurre entre algo que quiero y su
materialización.
Eso nos
lleva a generar una asociación de ideas, consecuencia de lo anterior: “Cuando
obtenga lo que quiero, entonces tendré paz”. Desafortunadamente, para efectos
de hacer resonancia con las leyes universales de manifestación de la realidad,
esa idea es exactamente lo que nos lleva a dificultar la realización de
nuestros sueños.
Se nos ha
educado que para obtener algo, debemos cuestionarnos “que necesito para”. Por
ejemplo: Quiero un auto, entonces necesito dinero para comprarlo, entonces
necesito un trabajo para ganarlo, entonces necesito capacitarme para el
trabajo, etc. Las culturas más antiguas del mundo nos enseñan que lo único que
debemos preguntarnos para obtener algo es “de qué me tengo que vaciar para
obtener lo que quiero”, esto es, que es lo que hay dentro de mí, que se interpone
entre yo y lo que quiero.
Por esa
misma razón, hemos creído que los sentimientos son resultado de una situación
que nos toca vivir, cuando perdemos de vista que esa situación que experimentamos
es causada por los sentimientos que la precedieron. Los sentimientos es algo
que podemos elegir sentir y que no tienen por qué ser únicamente respuestas emocionales
a las circunstancias actuales, sino semillas de las que están por llegar.
Ubicado
esto, entonces el enunciado que más arriba señalábamos queda transformado en:
“Cuando tenga paz, entonces obtendré lo que quiero”. La materialización de mis
sueños, es el resultado de estar en paz, no lo contrario.
La forma de
desarrollar la paciencia, es con-vencernos, vencernos a nosotros mismos, con la
certeza de que mientras no cesemos de dirigirnos hacia lo que queremos, desde
un estado de paz interior, las cosas eventualmente llegarán cuando estemos
preparados para recibirlas. Debemos transformar el pensamiento popular que
advierte “El que espera, desespera” en “El que persevera, alcanza”.
No hay que
perder de vista que la paciencia tiene dos polos: la que otorgo y la que me
tienen. La propia es cuestión mía controlarla, la externa se puede presentar
como un obstáculo que hay que aprender a encausar en mi beneficio.
Las
antesalas de los médicos, siempre tienen gente esperando ser atendida, porque
aunque tengan una cita previa, es muy difícil prever cuanto tiempo le va a
tomar a cada uno. Curiosamente, a los que esperan se les llama “pacientes”. El
paciente es el que “paz siente”. Pues con la misma certeza que un “paciente”
sabe que será atendido cuando le toque su turno, así se debe aprender a esperar
que las cosas que anhelamos lleguen, siempre y cuando no cesemos de dirigirnos
a ellas. Abandonar la conquista de los sueños por desesperación, sería como
abandonar la antesala del doctor, porque se está tardando demasiado.
Alguna vez
escuché que aquel que logra desarrollar la paciencia, no hay nada que no pueda
conquistar en la vida y estoy totalmente de acuerdo. Si aprendes a cultivar la paciencia, lograrás
cosas tan grandes, que otros, por desesperación, jamás podrán alcanzar. Después
de todo “Roma no se hizo en un día”.
¡Que tengas
un maravilloso fin de semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario