El punto de no-retorno
En cualquier
escenario que implique interacción con otras personas, se puede alcanzar una
frontera, que al traspasarla, ni es posible dar marcha atrás, ni las cosas
pueden ser igual que antes a partir de allí, constituyéndose ese evento en un
parte-aguas que viene a modificar la relación o situación donde se presenta,
cambiando por completo el estado original de la misma. A eso se le llama “punto
de no-retorno”.
Traspasar
esta línea, puede ofrecer resultados benéficos para los implicados, o todo lo
contrario. Su polaridad dependerá de desde dónde se originó. Si es provocado
voluntariamente, con el fin de modificar algo que es necesario cambiar, es
altamente probable que el resultado sea positivo, aunque no hay seguridad de
ello. No obstante, cuando las circunstancias son las que orillan a traspasarlo,
los resultados pueden ser ambiguos, siempre tendiendo al lado negativo.
Llegar a ese
punto implica llevar a cabo actos extremos, que transforman tanto la situación
original, que si se quisiera volver atrás, se tendría que usar otro acto mucho
más drástico que aquel que lo originó, pero dejando secuelas imposibles de
ignorar en los involucrados. La percepción de la situación, cambia radicalmente
a partir de allí.
Un claro
ejemplo de traspasar el punto de no-retorno con resultados negativos, es el
caso de una pareja que siempre discute, y de pronto un día, sin previo aviso,
el esposo le voltea una cachetada a la mujer. Por mucho que después hablen para
tratar de arreglar las cosas, ya es demasiado tarde, porque ya no se pueden percibir
de la misma manera.
También en
el lado negativo, encontramos el mundo de los bebedores sociales, que pasando
ese punto, se convierten en alcohólicos. O aquellos que se sirven de las drogas
como diversión, y se transforman en adictos crónicos. O los que les gustan los
juegos de azar y terminan con una adicción tan incontrolable, que llegan a
perder todo su patrimonio en una mala tarde.
Otro ejemplo
de esto mismo, es una muchedumbre de gente alterada, si pasan el punto de
no-retorno, llega un momento que se vuelve incontrolable y puede caer en actos
vandálicos propiciados por el calor del momento, con consecuencias desastrosas
para quien tenga el infortunio de estar en su radio de acción.
En el lado
de lo positivo, encontramos las actividades que requieren de un gran esfuerzo
al principio, pero que una vez pasado ese punto, ya todo sucede de forma
automática. El mejor ejemplo de esto, es cuando aprendiste a andar en bicicleta:
al principio era imposible guardar el equilibrio y seguramente te caíste más de
una vez, pero un buen día, tu tenacidad
hizo que traspasaras el punto de no-retorno y de pronto te subiste y andabas en
ella como si toda la vida lo hubieras hecho, tu equilibrio de pronto fue
perfecto. Lo mismo ocurre cuando aprendes a nadar o a conducir un automóvil.
También está
el caso en el que requieres un aumento de sueldo y decides presentarte ante tu
jefe con una renuncia en la mano y le dices que si no te lo da, en ese instante
dejas el puesto. Pasando ese punto de no-retorno, el resultado puede ser que te
quedes sin trabajo, o bien que salgas con un dinero extra en la quincena.
Lo más
importante es que cuando voluntariamente, cruzas esa frontera en pos de lo que
quieres y el resultado es adverso, nunca te arrepientas de haberlo intentado,
porque al final de tus días, no te lamentarás tanto de lo que has hecho, sino
de lo que dejaste de hacer, pudiéndolo haber realizado. Y en el peor de los
casos cabe recordar que la experiencia es aquello que obtienes cuando no
consigues lo que quieres.
De alguna
forma, la vida es un estado perpetuo de no-retorno, porque cada día que pasa,
ya no puede regresar y cualquier decisión que tomes, tiene efectos en todo
aquello que más tarde te ocurre. No importa que sea algo sin importancia
aparente, las repercusiones en lo sucesivo son como las ondas del agua en un
estanque después de tirar en él una piedra.
De ahora en
adelante, si quieres alcanzar algo que implica traspasar un punto de
no-retorno, encáralo gozoso, recordando que de alguna forma, estar consciente
aquí y ahora, es la constancia de una infinidad de esas pequeñas fronteras que
ya has traspasado por el mero hecho de estar vivo. Que nada te detenga.
¡Que tu fin
de semana sea extraordinario!
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