En los albores de la nueva era
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Este cambio
de era, que está determinado por alineaciones astronómicas, próximas a ocurrir dentro
de pocos días, concretamente el 22 de diciembre a las 11:11 a.m. de cada país,
fue señalada por varias culturas antiguas, que aunque se encuentran separadas
por mucho tiempo y espacio, convergen todas ellas en esta misma fecha, que es donde
nuestro sol se alineará con el sol central de la galaxia, llamado Alcione.
Generalmente,
se piensa que los mayas fueron los únicos en profetizar esto, pero hay muchas
otras culturas que hicieron lo propio. Algunos de ellos fueron los Incas en
Perú, Los indios Hopi en Norteamérica, los egipcios en el zodiaco de Dendera,
etc. Lo cierto es que esta curiosa alineación galáctica se produce cada 25,620 años
y después de que ha ocurrido en el pasado, grandes culturas han logrado
esplendores impensables para el hombre moderno, que tiende a confundir
civilización con avance tecnológico. Nada más errado.
A diferencia
de lo que ha ocurrido en el pasado,
estas antiguas profecías advierten que el cambio se va a presentar no de
forma colectiva, sino individual. La responsabilidad de aprovecharlo o no,
reside en cada habitante del planeta. Ahora se logrará de lo particular a lo
general, que es lo contrario de lo que antes sucedió.
Al saber que
semejante peso recae sobre nuestros hombros, lo siguiente es preguntarnos cuál
es la forma en que, desde mi perspectiva personal, puedo contribuir a que la
humanidad sea mejor que antes y que, haciendo honor a este evento astronómico, la
realidad se convierta en algo que yo genero y no en algo que “me sucede”.
La física
cuántica ahora respalda el hecho de que la realidad no es independiente del
observador, sino que los prejuicios del mismo tienen efecto sobre lo observado.
Esto quiere decir, que aunque no lo sepamos, la realidad, de alguna manera,
siempre ha sido manifestada por nosotros pero de forma inconsciente. Ha llegado
el momento de usar ese conocimiento a nuestro favor y no en contra, como ocurre
a menudo.
La postura
más cómoda siempre ha sido sentirnos víctima de las circunstancias y creer que
somos controlados por el destino como si fuéramos marionetas que no tienen más
remedio que dejarse manejar y aprender a tolerar todo aquello que no nos gusta
o resignarnos a padecer carencias de todo tipo. Es muy fácil olvidar que las
situaciones que catalogamos como “problemas”, están ahí para mostrarnos que hay
algo que aún no logramos aprender y tenemos que resolver para lograr asimilarlo
como elemento de crecimiento personal. Por norma divina, jamás tendremos un
problema que no seamos capaces de resolver.
Realizar lo
que siempre hemos soñado, tanto lo que nos falta, como lo que no queremos que
continúe en nuestra vida, constituye ahora, más que nunca, nuestra aportación
personal a este acontecimiento astronómico único, que por razones de mala interpretación,
se tiende a confundir con el “fin del mundo”.
Sin ir más lejos, tu fin del mundo será cuando mueras, sin importar si
te ocurre sólo a ti, o a varias personas al mismo tiempo.
Sabiendo que
en el pasado, un cambio como éste hizo florecer civilizaciones enteras, es
motivo de alegría que nos haya tocado vivir en este tiempo, para ser testigos
presenciales de lo que cada uno de nosotros, como parte de la humanidad, somos
capaces de lograr para nosotros mismos, y por ende, para toda la raza humana.
¡Feliz fin
de era y feliz nueva era!
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