Este sitio te permitirá acceder a los artículos de Rigo Vargas publicados en el periódico "El Sol de León", en la columna del mismo título

domingo, 25 de noviembre de 2012

"El maestro peludo", publicado el 25 de noviembre de 2012



El maestro peludo

Sabemos de sobra que el perro es el mejor amigo del hombre. Cualquiera que haya tenido uno, lo puede atestiguar sin temor a equivocarse. Te quieren sea cual sea tu aspecto, les da mucho gusto cuando por fin regresas a casa y te lo festejan como si tuvieran años de no verte, aunque sólo hayas salido por un par de horas. Te defenderán de cualquier agresión y nunca dudarían de dar su vida por ti. Siempre estarán fascinados de tener tu compañía, en las condiciones que sea. En última instancia, el amor de un perro hacia ti, es verdaderamente incondicional.

Cabe mencionar, que todos los que tenemos un perro nos consta que es un hecho que tienen sentimientos y no hay necesidad de ser avalado por algún estudio científico que así lo demuestre o lo desmienta. Tienen sueños, pesadillas y las emociones asoman a su cara. Son tan inteligentes emocionalmente, que hasta nos manipulan para que hagamos su voluntad, sin necesidad de hablar. 

El secreto del amor perruno, es una herramienta de la cual ellos carecen y tú sobre-utilizas en la vida con todo y para todo: el juicio. A diferencia del perro, para ti es imposible comenzar a querer a alguien, si no cumple con varios requisitos, que van desde lo físico hasta lo intelectual, pasando por una gama enorme de filtros. El tuyo se convierte en un “amor condicionado”.

Más allá de sólo servirte de noble compañía, los perros cumplen con una función muy interesante en nuestra vida: son maestros que nos enseñan como amar y aceptar sin juzgar y basta con que apliquemos su sabiduría hacia nosotros mismos, para que todo nuestro universo se polarice y cambie a nuestro favor. Si aprendemos a querernos a nosotros mismos, de la forma en que los perros nos quieren, nuestros problemas dejarían de existir porque ya no tendrían las bases para hacerlo.

Atrás de cualquier situación que definimos como “problema”, siempre se encuentra la falta de amor a nosotros mismos. Si seguimos el ejemplo de los perros, aprenderíamos a querernos incondicionalmente, por todo y sobre todo. Dejaríamos de condicionar nuestro estado de ánimo a las cosas externas. Tal como Lou Holtz lo señala: “La vida es 10 por ciento lo que te ocurre y 90 por ciento como reaccionas ante eso”.

Cuando regañas a tu perro por alguna travesura o por cualquier otro motivo, se pone triste pero nunca te deja de querer, todo lo contrario, busca congraciarse contigo moviéndote la cola y llorándote para que lo aceptes nuevamente, y siempre se sale con la suya.  Ahora, analiza que pasa cuando tu te sientes mal por algo que hiciste o dejaste de hacer: no te lo perdonas y te lo estás recordando todo el tiempo, torturándote inmisericordemente y sin necesidad. Si te aplicas la fórmula del amor perruno, te sentirías mal sólo un momento, pero inmediatamente después estarías buscando la forma de hacer las paces contigo mismo, perdonándote y continuando tu vida.

Los perros todo el tiempo están moviendo su cola, no para intentar agradarte, sino porque verdaderamente están contentos, no tienen que fingir nada, y ni siquiera necesitan una “razón” para hacerlo. El equivalente humano es la sonrisa, ¿has hecho conciencia de cuánto sonríes y cuánto tiempo traes la cara larga? Basta con que veas la expresión de todos los automovilistas para que sepas a que me refiero. 

Los perros ladran cuando algo no les parece e inmediatamente después se ponen a jugar o se echan plácidamente a descansar. ¿Qué haces tú después de que te enojas con alguien? Te llevas el coraje varias horas o días más y no puedes sacártelo de la cabeza, distrayéndote de todas tus actividades diarias.

Normalmente, se asocia la idea de la “vida de perro”, con la idea de holgazanería e inutilidad, sin embargo los perros sólo se dedican a gozar la vida y por eso es tan fácil que nos las hagan gozar a quienes los cuidamos, que erróneamente somos llamados “amos”, como si ellos fueran nuestros esclavos.

Para que tu vida se beneficie con los secretos del amor perruno, recuerda siempre que mientras más sonrías, menos juzgues, más aprendas a perdonarte rápidamente y te dediques a disfrutar de la vida, estarás honrando esa maravillosa enseñanza que está al alcance de tu mano, sólo que no te habías dado cuenta que más que tu mejor amigo, tenías un maestro peludo en casa.

¡Que tengas un maravilloso fin de semana!

1 comentario: