Este sitio te permitirá acceder a los artículos de Rigo Vargas publicados en el periódico "El Sol de León", en la columna del mismo título

domingo, 18 de diciembre de 2011

La Intuición - publicado el 18 de diciembre de 2011

La Intuición
“La única cosa realmente valiosa es la intuición”
                                                           Albert Einstein

"Escucha más a tu intuición que a tu razón. Las palabras forjan la realidad pero no lo son"
                                                           Alejandro Jodorowsky
¿Qué es la intuición y cómo puedes servirte de ella? La real academia de la lengua española (RAE) la define como “Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento.” También cabe aquí la definición de presentimiento extraída de la misma RAE: “Intuir, tener la sensación de que algo va a suceder.” Evidentemente la real academia considera que los presentimientos están íntimamente ligados a las intuiciones.
Los estudiosos de los procesos del cerebro, han llegado a la conclusión de que la intuición no es más que el lenguaje sutil con el que el subconsciente se comunica con nosotros, por medio de ideas, o presentimientos que nos advierten de un acontecimiento que se puede manifestar en nuestra realidad. Aparentemente, esa parte subconsciente, somete a un análisis todo nuestro entorno, tomando en cuenta hasta los más pequeños detalles, los cuales, nuestro consciente pasa por alto, los somete a un proceso de análisis y termina entregándonos un resultado en forma de corazonada.

Generalmente atribuimos esta cualidad a las mujeres, cuando nos referimos a la “intuición femenina”. En cierta forma no estamos tan errados al pensar así, ya que la intuición está más ligada a la energía creativa, que es eminentemente femenina. Esto no quiere decir, que un hombre no pueda ser intuitivo, más bien tiene que ver con estar más en contacto con esta energía, sin importar el sexo.
A veces, se puede confundir una intuición, con una preocupación, sin embargo, es posible diferenciarlas, porque la primera viene sin esperarla, simplemente surge; en cambio la segunda es el resultado de un proceso mental, donde aplicamos nuestros prejuicios para llegar a una conclusión que puede ser que ni siquiera ocurra. Cuando tienes una intuición, piensas “Siento que tal cosa va a ocurrir”, en cambio cuando te preocupas, tu ego empieza a actuar, presentándote mil razones y argumentos para seguir sosteniendo ese estado de pre-ocupación, convirtiéndose en un círculo vicioso que se alimenta a sí mismo. La clave está en sentir y no en razonar.

En la parte espiritual, podemos señalar a la intuición, como una manifestación del lenguaje del alma. Esta utiliza ese medio para comunicarse con nosotros, con la diferencia que no solo nos advierte de cosas que nos pueden perjudicar, sino también de cosas que se presentan como una buena alternativa, aunque no lo parezcan de momento. El alma no sufre de las mismas restricciones que nuestro cerebro, no está limitada por el tiempo ni por el espacio, lo que le proporciona una sabiduría más allá de las fronteras de la forma.
El punto es que siempre tenemos que hacerle caso a nuestras intuiciones o corazonadas, porque de una forma u otra provienen de niveles mucho más altos de consciencia que el que habitualmente tenemos. A todos nos ha ocurrido alguna vez que, por no hacerles caso, nos ha sucedido un evento que se hubiera podido evitar fácilmente. Desafortunadamente la razón siempre interviene y frecuentemente las contradice o nos justifica para no hacerles caso. Por ejemplo: “Me late que ese cliente me va a quedar mal con el pago, mejor no hago negocios con él”. Y luego interviene el cerebro: “No, no puede ser. Si me lo recomendó mi cuñado. Él dice que es muy buena paga y que es muy serio”. El resultado: el cliente nunca  pagó. O tal vez otra más simple y común: “Siento que va a llover, debería llevarme la sombrilla”, el cerebro objeta: “No puede ser que llueva, si no está tan nublado. Además nadie trae paraguas en la calle. Para que cargarlo”. Finalmente nos empapamos.

Existe un ejercicio simple que sirve para desarrollar la intuición: cada vez que te preguntes “¿qué horas serán?”, tapa con la mano tu reloj o celular antes de checarlos y di la primer hora que te venga a la mente, sin darle tiempo a juzgar. Al principio, tu resultado va a estar cercano a la realidad por simple deducción, pero eventualmente serás capaz de saber la hora con precisión sin consultar el reloj, lo que traerá como beneficio que tu intuición sea potenciada.
Nunca menosprecies a la intuición, porque es el medio por el que tu alma te va descubriendo el camino que tienes que recorrer para realizar tus sueños y evitar que tu vida se convierta en una pesadilla.

¡Que tengas feliz fin de semana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario