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domingo, 12 de febrero de 2012

La Cosecha Divina - publicada el 12 de febrero de 2012


La cosecha divina

Al margen de la ya tan conocida ley de atracción, que postula que aquello en lo que enfocas tu atención, eso atraerás a tu vida, existen otras leyes o principios universales, que también tienen un impacto contundente en nuestro diario vivir, ya sea que las conozcamos o no. En este caso, me refiero a la ley de vibración y a la poderosa ley de causa y efecto. 

La ley de vibración explica que toda la materia es meramente energía condensada a una vibración lenta, y que todo en el universo vibra a frecuencias sutiles que son imperceptibles para nuestros cinco sentidos. También indica que aquello que manifiestas en tu realidad, son frecuencias semejantes a aquellas que emites  desde los niveles sutiles de tu ser.

Por otra parte, tenemos la ley de causa y efecto, que postula que todo aquello que des, te será devuelto en abundancia. Esto se aplica no sólo a cosas materiales y hechos, sino también a elementos sutiles, como pensamientos, sentimientos y emociones.

Ante esta conciencia, podemos explicarnos muchas de las circunstancias que estamos viviendo, lo cual nos ayuda a cambiar todo aquello que no nos gusta, gracias al conocimiento de las causas que lo han propiciado.
Esta perspectiva, nos convierte en una especie de agricultores vivenciales, donde queda perfectamente claro que no podemos obtener algo a cambio de nada y que si queremos recibir algo, tenemos que sembrar ese “algo” primero. Con buena semilla obtendremos obligadamente buena cosecha.
Conozco varios casos de personas que no han podido realizar sus sueños, porque creen que con sólo tenerlos basta para que las circunstancias se acomoden mágicamente para ponerlos en el camino correcto de encontrarlos. La realidad es que tener un sueño no es suficiente para verlo cristalizado, también hay que ser recíprocos desde el nivel vibratorio, para así poder obtener un efecto palpable en nuestra realidad. Es como soñar con sacarnos la lotería sin comprar un billete. Tenemos que dar para recibir.

“Cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu deseo” dice el genial Paulo Coelho, y eso es lapidariamente cierto, sin embargo, no basta con querer, también hay que ofrecer algo a cambio, y ese algo, aparte del esfuerzo evidente que se lleve a cabo en el mundo físico, es de carácter sutil. Son las vibraciones que resultan de nuestro estado emocional y de nuestra actitud hacia la vida. Si siempre estoy pensando en lo que no tengo, emanaré vibraciones de carencia y eso tendré. Si mi atención está enfocada en lo que no me gusta, tendré más de eso: “Aquello que no puedes ver, en tu casa lo has de tener”

Un amigo mío, tiene perfectamente delineado el perfil de cómo quiere que sea la pareja que se le manifieste, desde físicamente hasta emocionalmente. Incluso realizó un fotomontaje digital que puso de fondo de pantalla, donde se ve abrazando a una artista de cine que se asemeja bastante a su ideal de mujer. Hasta ahí, va bien. Sin embargo, cuando me compartió la lista de características que había definido para su futura pareja, que por cierto nunca le llegaba, encontramos que sus aspiraciones no estaban balanceadas con sus aportaciones.

Por ejemplo, menciona en su lista que quiere una mujer culta, cuando él es incapaz de leer un solo libro en todo un año; también agrega como característica que su pareja tenga una figura esbelta, y él no hace nada de ejercicio; quiere que sea fiel, cuando él no puede resistirse a las faldas que se le cruzan por enfrente.

Para poder hacer realidad nuestros sueños, tenemos que recordar que todo en el universo se mueve  a base de intercambio, no podemos recibir nada a cambio de nada, ni obtener cosechas sin plantar primero las semillas. Aprende a responsabilizarte de las vibraciones que estás emanando y comprende que mientras no hagas nada por cambiarlas, tu vida y tus circunstancias permanecerán como hasta ahora lo han hecho. Sé siempre la causa y nunca el efecto.

¡Que tengas un excelente fin de semana!

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