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domingo, 4 de marzo de 2012

La relatividad de la belleza física - publicado el 04 de marzo de 2012

La relatividad de la belleza física

Cuando vemos a una persona que sobresale por sus atributos físicos y nos llama poderosamente la atención, la catalogamos como bella. Creemos que una persona bonita, lo es en todas partes, sin embargo la idea de belleza tiene que ver con patrones aprendidos y con el entorno. La historia demuestra que los cánones cambian con el tiempo y con las diferentes culturas.
A nosotros nos tocó vivir en una época donde el sentido de la vista predomina por sobre los otros cuatro de una forma contundente. No podemos negar que nuestra sociedad es más visual que auditiva, gustativa, táctil y muchísimo menos olfativa. Ríos de dinero se gastan anualmente en productos de belleza, ropa, accesorios, clases de ejercicios, depilaciones, cirujanos plásticos, etc. con tal de mostrar una apariencia agradable a los demás y mantener el “look” acorde a la moda de nuestro tiempo.

Es cierto que cuando compramos ropa nueva, nuestra autoestima se eleva, aunque por muy poco tiempo. También es cierto que en la mayoría de las ocasiones, las personas que practican algún deporte o se someten a alguna dieta para bajar de peso, no lo hacen por estar sanas. El motivo es casi siempre ajustarse a los cánones de belleza física impuestos por los protagonistas de los medios de comunicación, quienes viven por y para su imagen, lo que es parte de su trabajo.
En realidad no hay nada malo en tratar de vernos mejor, el punto es que no debemos hacerlo por los demás, sino exclusivamente por nosotros mismos y evitar siempre depender de la opinión de los otros para sentirnos bien o mal. Se trata de cultivar el amor propio.

En una ocasión, tuve la oportunidad de platicar con una niña de quince años que estaba muriendo por anorexia. Normalmente, la causa de este tipo de enfermedad, es una condición mental y emocional que lleva a quien la padece a sentirse gordo, aunque esté en los huesos. Cuando pregunté a esta niña por qué ya no quería comer, su respuesta me dejó perplejo: “Es que si no estoy flaca, nadie me quiere”.
Aparentemente existe una discriminación social generalizada hacia las personas obesas. En un estudio reciente, se encontró que cuando se presentan solicitudes de trabajo, las empresas siempre eligen a las personas delgadas, por sobre las que presentan obesidad. En las escuelas, es muy común que los niños sean especialmente crueles con los compañeros gorditos, poniéndoles toda clase de apodos alusivos a su sobrepeso. Desafortunadamente, los apodos persisten en el tiempo y llegan a crear una expectativa en los demás sobre el apodado, dificultándole enormemente cambiar la condición que le valió el sobrenombre.

Las personas que llegan a este mundo sin todos los atributos de belleza físicos socialmente aceptados, tienden a cultivar otras áreas de su personalidad, haciéndolas a veces, más interesantes y valiosas que aquellas que tienen perfección física, pero están vacías en su interior. Tal vez esta sea la explicación del refrán, “La suerte de la fea, la bonita la desea”.
La apariencia física que tenemos al nacer y que nos va a acompañar durante toda la vida, tiene que ver con la misión de nuestra alma. La estatura, raza, color de piel, voz, nacionalidad, etc. nos sirven para un propósito específico que eventualmente tendremos que descubrir, si queremos cumplir con nuestra misión en este plano. No podríamos imaginar que hubiera sido de Martin Luther King si hubiera nacido rubio y de ojos azules, o de Gandhi si hubiera nacido en Alemania.

La verdadera belleza reside en nuestro ser interior y se refleja en nuestro comportamiento para con los demás y para con nosotros mismos. Es esa belleza que encuentras en cualquier rostro y que está detrás de la mirada. Si aprendes a ver el alma de las personas a través de sus ojos, encontrarás que no existe un solo ser humano, que no tenga algo hermoso en sus adentros, porque no hay almas feas. La belleza física es efímera, la belleza interna, si se le cultiva, crece exponencialmente con el paso del tiempo.
Aprende a aceptarte y a amarte tal como eres, y en el momento que lo hagas encontrarás una paz que los demás notarán y tu belleza interna irradiará hacia el exterior iluminándolo todo.

¡Que tengas un hermoso fin de semana!

1 comentario:

  1. Lo más hermoso de esta vida es cultivarte a tí mismo... pienso que si creces como ser humano esa belleza interior la reflejas a tu exterior... Y definitivamente la mirada, el ver unos ojos que hacen que te fundas en ellos y puedas percibir el alma de esa persona es donde está la verdadera belleza de la convivencia humana...

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