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domingo, 9 de septiembre de 2012

La ciencia de la paz: la Paz-Ciencia - publicado el 09 de septiembre de 2012

La ciencia de la paz: la Paz-Ciencia

Uno de los valores más escasos hoy en día es la paciencia. El ritmo acelerado de la vida, ha propiciado que queramos las cosas lo más rápido posible porque “el tiempo es oro”, y por lo tanto no lo queremos perder. Desde cosas tan simples como la comida “rápida”, (que a diferencia de la comida normal parece de utilería), hasta la sobreabundancia de créditos que enarbolan el sugerente eslogan de “Disfrute ahora y pague después”, el entorno que nos rodea, nos conduce cada vez más a ser menos pacientes y más desesperados..
La paciencia está tan devaluada en nuestro mundo actual, que usamos el término para referirnos a alguien incompetente: “Hay que tenerle paciencia”, ó “Ya me colmó la paciencia”, como si fuera un sacrificio innecesario. No obstante, las cosas más valiosas de la vida, se pueden obtener únicamente cuando desarrollamos la cualidad de ser pacientes.

Lo primero que nos debe ocupar es la definición de paciencia, para efectos de entender desde dónde la estamos abordando: La paciencia es la percepción de la distancia temporal entre las ideas de “lo quiero” y “lo tengo”. Dicho de otro modo, es la forma en que percibo el tiempo que transcurre entre algo que quiero y su materialización.
Eso nos lleva a generar una asociación de ideas, consecuencia de lo anterior: “Cuando obtenga lo que quiero, entonces tendré paz”. Desafortunadamente, para efectos de hacer resonancia con las leyes universales de manifestación de la realidad, esa idea es exactamente lo que nos lleva a dificultar la realización de nuestros sueños.

Se nos ha educado que para obtener algo, debemos cuestionarnos “que necesito para”. Por ejemplo: Quiero un auto, entonces necesito dinero para comprarlo, entonces necesito un trabajo para ganarlo, entonces necesito capacitarme para el trabajo, etc. Las culturas más antiguas del mundo nos enseñan que lo único que debemos preguntarnos para obtener algo es “de qué me tengo que vaciar para obtener lo que quiero”, esto es, que es lo que hay dentro de mí, que se interpone entre yo y lo que quiero.
Por esa misma razón, hemos creído que los sentimientos son resultado de una situación que nos toca vivir, cuando perdemos de vista que esa situación que experimentamos es causada por los sentimientos que la precedieron. Los sentimientos es algo que podemos elegir sentir y que no tienen por qué ser únicamente respuestas emocionales a las circunstancias actuales, sino semillas de las que están por llegar.

Ubicado esto, entonces el enunciado que más arriba señalábamos queda transformado en: “Cuando tenga paz, entonces obtendré lo que quiero”. La materialización de mis sueños, es el resultado de estar en paz, no lo contrario.
La forma de desarrollar la paciencia, es con-vencernos, vencernos a nosotros mismos, con la certeza de que mientras no cesemos de dirigirnos hacia lo que queremos, desde un estado de paz interior, las cosas eventualmente llegarán cuando estemos preparados para recibirlas. Debemos transformar el pensamiento popular que advierte “El que espera, desespera” en “El que persevera, alcanza”.

No hay que perder de vista que la paciencia tiene dos polos: la que otorgo y la que me tienen. La propia es cuestión mía controlarla, la externa se puede presentar como un obstáculo que hay que aprender a encausar en mi beneficio.
Las antesalas de los médicos, siempre tienen gente esperando ser atendida, porque aunque tengan una cita previa, es muy difícil prever cuanto tiempo le va a tomar a cada uno. Curiosamente, a los que esperan se les llama “pacientes”. El paciente es el que “paz siente”. Pues con la misma certeza que un “paciente” sabe que será atendido cuando le toque su turno, así se debe aprender a esperar que las cosas que anhelamos lleguen, siempre y cuando no cesemos de dirigirnos a ellas. Abandonar la conquista de los sueños por desesperación, sería como abandonar la antesala del doctor, porque se está tardando demasiado.

Alguna vez escuché que aquel que logra desarrollar la paciencia, no hay nada que no pueda conquistar en la vida y estoy totalmente de acuerdo.  Si aprendes a cultivar la paciencia, lograrás cosas tan grandes, que otros, por desesperación, jamás podrán alcanzar. Después de todo “Roma no se hizo en un día”.
¡Que tengas un maravilloso fin de semana!

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