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domingo, 16 de diciembre de 2012

"En los albores de la nueva era", publicado el 16 de diciembre de 2012


En los albores de la nueva era

Cuando se habla de nueva era, se tiende a confundir con la corriente ideológica de la “new age”, que traducida literalmente significa tal cual “nueva era”, aunque ésta última se refiere más a una moda, que a lo que realmente es la verdadera nueva era, un fresco amanecer que trae consigo una nueva oportunidad para la raza humana de superarse a sí misma.

Este cambio de era, que está determinado por alineaciones astronómicas, próximas a ocurrir dentro de pocos días, concretamente el 22 de diciembre a las 11:11 a.m. de cada país, fue señalada por varias culturas antiguas, que aunque se encuentran separadas por mucho tiempo y espacio, convergen todas ellas en esta misma fecha, que es donde nuestro sol se alineará con el sol central de la galaxia, llamado Alcione.

Generalmente, se piensa que los mayas fueron los únicos en profetizar esto, pero hay muchas otras culturas que hicieron lo propio. Algunos de ellos fueron los Incas en Perú, Los indios Hopi en Norteamérica, los egipcios en el zodiaco de Dendera, etc. Lo cierto es que esta curiosa alineación galáctica se produce cada 25,620 años y después de que ha ocurrido en el pasado, grandes culturas han logrado esplendores impensables para el hombre moderno, que tiende a confundir civilización con avance tecnológico. Nada más errado.

A diferencia de lo que ha ocurrido en el pasado,  estas antiguas profecías advierten que el cambio se va a presentar no de forma colectiva, sino individual. La responsabilidad de aprovecharlo o no, reside en cada habitante del planeta. Ahora se logrará de lo particular a lo general, que es lo contrario de lo que antes sucedió.

Al saber que semejante peso recae sobre nuestros hombros, lo siguiente es preguntarnos cuál es la forma en que, desde mi perspectiva personal, puedo contribuir a que la humanidad sea mejor que antes y que, haciendo honor a este evento astronómico, la realidad se convierta en algo que yo genero y no en algo que “me sucede”. 

La física cuántica ahora respalda el hecho de que la realidad no es independiente del observador, sino que los prejuicios del mismo tienen efecto sobre lo observado. Esto quiere decir, que aunque no lo sepamos, la realidad, de alguna manera, siempre ha sido manifestada por nosotros pero de forma inconsciente. Ha llegado el momento de usar ese conocimiento a nuestro favor y no en contra, como ocurre a menudo.

La postura más cómoda siempre ha sido sentirnos víctima de las circunstancias y creer que somos controlados por el destino como si fuéramos marionetas que no tienen más remedio que dejarse manejar y aprender a tolerar todo aquello que no nos gusta o resignarnos a padecer carencias de todo tipo. Es muy fácil olvidar que las situaciones que catalogamos como “problemas”, están ahí para mostrarnos que hay algo que aún no logramos aprender y tenemos que resolver para lograr asimilarlo como elemento de crecimiento personal. Por norma divina, jamás tendremos un problema que no seamos capaces de resolver. 

Realizar lo que siempre hemos soñado, tanto lo que nos falta, como lo que no queremos que continúe en nuestra vida, constituye ahora, más que nunca, nuestra aportación personal a este acontecimiento astronómico único, que por razones de mala interpretación, se tiende a confundir con el “fin del mundo”.  Sin ir más lejos, tu fin del mundo será cuando mueras, sin importar si te ocurre sólo a ti, o a varias personas al mismo tiempo. 

Sabiendo que en el pasado, un cambio como éste hizo florecer civilizaciones enteras, es motivo de alegría que nos haya tocado vivir en este tiempo, para ser testigos presenciales de lo que cada uno de nosotros, como parte de la humanidad, somos capaces de lograr para nosotros mismos, y por ende, para toda la raza humana.

¡Feliz fin de era y feliz nueva era!

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