Este sitio te permitirá acceder a los artículos de Rigo Vargas publicados en el periódico "El Sol de León", en la columna del mismo título

domingo, 7 de octubre de 2012

El difícil arte de aprender a decir “NO” - publicado el 07 de Octubre de 2012

El difícil arte de aprender a decir “NO”


Es de lo más común, encontrarnos con situaciones ante las que es mucho más fácil resolverlas con un rápido y aparentemente inocuo “Si”, que optar por ser congruentes con lo que en el interior nos dicta que es indudablemente un “No”. Y tal como la frase inicial nos advierte, optar por esa alternativa, es un mecanismo para “encontrarnos” reflejados a nosotros mismos, en esas acciones automáticas.

Nos encontrarnos con la incongruencia interna, que reflejada afuera, se convierte en una palabra o una promesa que nunca vamos a cumplir, porque esa era la idea que inicialmente enmascaramos con el inocente “Si”. Desafortunadamente, el hecho de optar por esta opción, produce un efecto contraproducente en los que me rodean. Si les otorgo no-sinceridad, obtengo un comportamiento de desconfianza, de no-confianza, o sea, “sin fianza” que avale mi palabra, por lo que su valor se deprecia hasta casi desaparecer.

Esta ligereza que aparece al no cumplir con la palabra dada, es causada, entre otras cosas, por nuestro sistema legal, donde todo es escrito y la palabra pierde su peso como sustento de lo pactado. “Papelito habla”, esgrimimos como argumento para desmerecer lo que tendría que tener más valor y es todo lo contrario.

No hace mucho, me tocó escuchar una discusión donde a alguien le reclamaban la falta de congruencia entre sus actos y su palabra, con la siguiente frase: “Tú no tienes palabra”. Para mi sorpresa el interpelado le contestó: “las palabras se las lleva el viento, ¿dónde tienes un papel firmado por mí?”

Y es que, precisamente, algo que se habría solucionado con un “No” a tiempo, se convirtió en un “Sí” con efecto de bola de nieve, que a medida que avanza se va convirtiendo en arrolladoramente difícil de controlar, hasta llegar al punto en que desemboca en un problema mucho más grande.

Una de las formas más comunes de usar esta errónea opción, es para salir rápidamente de un compromiso o situación a la que sería más fácil negarse desde un principio. Hacer esto genera, precisamente “salir” de aquello, sacar mi presencia en eso,  separándome con un “Si” de por medio.

En última instancia, este comportamiento se sustenta en la apreciación errónea de que mentir no trae consecuencias y al fin y al cabo son “mentirillas piadosas”, como si fuera por piedad que nos permitimos mentir. No hay piedad en la mentira, sólo consecuencias adversas. “Men-tir” es una manifestación oscura de la “men-te”, que le cuesta admitir la verdad por temor a no poder lidiar con los resultados que se obtendrían siendo honestos.

Cuando incurro en esta falla, estoy tratando de “tapar el sol con un dedo”, porque no me permito exponer mi verdadera postura y mi reacción al negarla, en última instancia, me niega a mi mismo.

Cuando decimos “No”, tememos mostrarnos como personas desagradables y eso nos orilla a ser autocomplacientes con los demás, diciendo siempre “Si”. Existe un pequeño factor que agregado a la negación, permite que sea más amable la respuesta. “No, GRACIAS”, o “No PUEDO”. Y si a eso se le agrega una sonrisa, el efecto será completamente benigno para ambas partes.

Y no se trata de negarse a todo ni tampoco de aceptar cualquier cosa, se trata de ser congruentes con lo que realmente queremos hacer y expresarlo de manera natural, de tal forma que nos convirtamos en personas confiables y honestas que damos el justo valor a la palabra.

De hoy en adelante, cuando te veas tentado a decir “Si”,  pero en tu interior ruge un categórico “No”, permítele expresarse y extérnalo sin miedo, tomando en cuenta lo que te gustaría que te dijeran a ti si la situación fuera al contrario. 

¡Que tengas un feliz fin de semana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario